Visita a Cebú y regreso a Malapascua


6 diciembre 2012 (por Hollywood)

Nuestro día a día sigue siendo de lo más placentero en Malapascua. Combinamos la vida marina diaria con agradables veladas con Irati, Rubi, Pepa y Edi.
Durante unos días el mar permanece en calma total, lo cual no siempre es sinónimo de excelente visibilidad bajo el agua. La imagen de piscina gigante resulta extraña y sospechosa.

La rutina del buceo se ve interrumpida por una nueva visita a Cebú. Carol tiene consulta en una clínica dental y, junto con nuestros instructores Rubí e Irati (http://www.buceomalapascua.com/), aprovechamos para realizar unas compras con vistas a las fiestas de Navidad. Malapascua es una isla muy pequeña cuyos recursos médicos y alimenticios son bastante limitados, así que cogemos provisiones para las siguientes semanas en Cebú. A menudo nos movemos por sus calles en los coloridos jeepneys por ocho pesos el viaje (menos de veinte céntimos).




Nos quitamos el "mono" de cine yendo a ver la interesante y original Cloud Atlas (El Atlas de las nubes). Seis historias que acontecen en siglos diferentes donde curiosamente, l@s protagonistas se reparten varios personajes en las distintas historias. ¿Suena enrevesado, verdad? Al tratarse de la versión original y un tanto complicada, habrá que verla de nuevo.

Salimos del bullicio de la ciudad, y de vuelta en nuestro hogar, Edi y yo continuamos avanzando con nuestro curso de divemaster superando exámenes de teoría, pruebas físicas, algún problemilla de oído… y a pesar de tener que madrugar a las 4.30 para ir “a la oficina”, merece la pena pasar un rato con nuestros “clientes”, los tiburones zorro.

Tienen unos ojos enormes muy sensibles a la luz, por lo que antes de que el sol incide de lleno sobre el agua, suben a desparasitarse desde las profundidades donde habitan normalmente entre cien y doscientos metros. De noche, cazan entrando en los bancos de peces azotando su cola y dan media vuelta para darse un festín con las presas que quedan aturdidas.

La amenaza de algún tifón vuelve a darnos días libres en el trabajo. Nosotros, que somos unos enamorados de nuestro “curro”, nos vemos frustrados por las inclemencias del tiempo. En cambio, para los niños locales la lluvia es como un regalo adelantado de Santa Claus.






 También se atreven a bailar el Gangnam Style.

"Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso, las horas y el tiempo pasan."

-- William Shakespeare --